El problema esencial con los productos bancarios, ya sean de ahorro (preferentes, deuda subordinada, fondos de inversión) como de deuda (prestamos, hipotecas, tarjetas de crédito), se basa en que firmamos contratos de adhesión, es decir, que aceptamos o no un modelo genérico de contrato, con algunas pequeñas diferencias entre una “promoción” u otra, o entre un banco u otro.
Sucede algo parecido como con los contrato de telefonía, las condiciones son las que son, o lo tomas o lo dejas…, el problema es que una hipoteca de 150.000€ te condiciona toda la vida.
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